El gobierno, no actualiza la cotización oficial entre 2006 y 2008, lo cual conduce a dos fenómenos: 1) la apreciación del tipo de cambio real del mercado oficial, que acelera el aumento de las importaciones, así como las salidas de capital y la disminución de las exportaciones no petroleras, y, 2) la pérdida de valor nominal en el mercado informal de divisas, lo que da lugar a un nocivo "arbitraje" con la divisa obtenida en el mercado oficial y trasladada al mercado permuta.
Negocios propiciados por desaciertos cambiarios
En vez de corregir dicha situación, el gobierno, por intermedio del Ministerio de Finanzas, convierte la colocación de deuda pública interna, dolarizada, en su principal tarea. A partir de allí se desarrolla un "gran negocio" con el "arbitraje" entre los dos tipos de cambio, ya que dichos títulos permiten la ampliación del mercado permuta, tolerado y estimulado por el gobierno, dada su conversión en una fuente de enriquecimiento, que se ve encubierta por una presunta búsqueda del control de sus cotizaciones para evitar su impacto inflacionario. En medio de todo esto se produce la aprobación de la Ley de Ilícitos Cambiarios, mediante la cual se penalizan otras operaciones en el mercado informal y, además, se prohíbe el anuncio de la cotización de la divisa.
La magnitud del mercado de permutas
El desborde del mercado monetario, creado por la indisciplina fiscal y la anuencia del BCV, terminan excediendo la cobertura brindada por CADIVI en el mercado oficial. En esas condiciones, el mercado libre de permutas adquiere una mayor significación, debido a que sus transacciones pasan a representar montos mayores dentro de la cobertura de las importaciones y otros pagos al exterior.
Antes de la caída de los precios petroleros, ya a finales de 2008, se sostenía una situación inconveniente, representada por un mercado oficial de divisas fatigado, dentro del cual se retrasa la entrega de las divisas por parte de CADIVI, lo que alienta más aun las operaciones dentro del mercado de permuta, dentro del cual se constata la participación de varios despachos oficiales: el Ministerio de Finanzas, mediante la colocación de papeles públicos y también PDVSA y FONDEN, que todavía no explican donde venden las divisas que obtienen producto de la factura petrolera y las reservas internacionales respectivamente. La situación se agrava, más, tras el desplome del mercado petrolero internacional, desde agosto 2008, situación que pone de relieve con toda su intensidad en Venezuela durante el primer trimestre de 2009.
(continua en próxima edición)
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Darwin Alvarado
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